Historia

En el libro » Pintura y Pintores del Perú «, Guillermo Tello Garust. (Lima 1997) se refiere al pintor Francisco Abril de Vivero en los términos siguientes:

Nació en La Punta, Callao, el 10 de Octubre de 1919. Hijo del prestigioso diplomático y escritor Pablo Abril de Vivero y sobrino del no menos prestigioso Xavier Abril. Vivió durante veinte años, en dos etapas, en París, donde conoció a los ilustres poetas peruanos Cesar Vallejo y Cesar Moro, habiendo realizado una fructífera actividad artística e intelectual.

En Lima, había efectuado estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, bajo la tutela del profesor Carlos Quispez Asin, siendo director Ricardo Grau. Por sus admirables dotes de intelectual y artista, en la misma escuela fue nombrado, primero, profesor auxiliar y luego, profesor principal de Anatomía Artística y Dibujo: habiéndose desempeñado posteriormente como Presidente del Consejo Docente, entre otros importantes cargos. Fue elegido durante dos periodos Presidente de la Asociación Peruana de Artistas Plásticos, así como representante del Perú en el Primer Encuentro Latinoamericano de Educación a través del Arte, en Río de Janeiro y ante la Bienal de Sao Paulo, Brasil.

Tiene numerosas publicaciones, como periodista, sobre la problemática cultural del país. Ha participado con notable éxito en numerosas exposiciones individuales y colectivas.

En 1979, fue nombrado para desempeñar el honroso cargo de Director General del Instituto Nacional de Cultura, habiendo dado un gran impulso a todas las manifestaciones artísticas en el país. (De: » El Comercio «, Lima 4 y 11 de enero y 14 de mayo de 1979).

Culminó una serie que tiene por motivo la representación imaginaria de algunos grandes maestros pintando sus autorretratos.

La naturaleza de su producción, orientada principalmente al retrato, lo mantiene alejado de las galerías, donde expone esporádicamente. A propósito de una muestra individual que exhibió una serie intitulada » Retratos imaginarios «, el eminente critico Carlos Rodríguez Saavedra ha escrito lo que sigue. » En estos retratos, el conocimiento o la intuición del espíritu del modelo, la eliminación de la pose y la puesta en marcha de la imaginación han confluido para recrear, con penetración y desenvoltura técnica, la verdad existencial de los tratados «.

Varios de sus retratos se encuentran en la galería del Palacio Legislativo y, desde luego, en casas particulares.

En los años 80, a manera de paréntesis, incurrió en el tratamiento del paisaje urbano.

Dejando una huella indeleble en el paisaje del mañana.